Saldrá de las manos del imaginero D. José María Leal Bernáldez y está basado en el Evangelio según San Mateo:
EL PASAJE EVANGÉLICO ESCOGIDO
La dificultad de
escenificar el momento concreto de la Resurrección mediante una escultura
plantea, entre otras, la gran dificultad de que no existen –ni existieron-
testigos del momento concreto en que el cuerpo muerto vuelve a estar vivo, de
ahí que las artes se han centrado siempre en representar los momentos
posteriores, con mayor o menor inmediatez, a la Resurrección. Lo verdaderamente
común es representar a Cristo vivo, sin sangre, aunque con los estigmas de la
pasión para recalcar que estamos ante un momento posterior a la muerte en el
que Él vuelve a estar vivo.
La Hermandad se
propuso bucear en los textos de los evangelistas sinópticos a fin de buscar la
mejor representación posible del misterio entre los misterios: la Resurrección
de Cristo. Con los textos ocurre precisamente lo ya comentado: se narran los
momentos que rodean a la propia Resurrección de distintas formas, esto es, los
apóstoles que acuden al sepulcro, las mujeres, el ángel que anuncia, Cristo que
acude al encuentro, etc. Leídos los cuatro evangelistas desde la Hermandad se
entendió que la representación más interesante podría ser la resultante de la
narración que hace San Mateo, a pesar de que en realidad plantea dos momentos
distintos.
REPRESENTACIÓN ICONOGRÁFICA
Esas dos escenas
de las que hablamos se funden necesariamente en una para componer la escena que
habrá de procesionar en Almería en futuros domingos de Resurrección. La
solución que aportan imaginero y Hermandad es la de acompañar al Resucitado con
tres imágenes más: Santa María Magdalena, la mujer que el propio evangelista
nombra como “la otra María” y el ángel. Realmente, en el texto evangélico el
ángel sale al encuentro de las mujeres y a su vez las envía en busca de Cristo,
mientras que en la maqueta estos elementos se conjugan en una única escena
donde:
·
Cristo
es el centro indiscutible de todo en torno al que giran y actúan el resto de
imágenes. Lo es por su posición, centrada desde una visión frontal y también
lateral, y lo es también porque se sitúa en una posición sobreelevada respecto
del resto de elementos, si bien está concebida como una imagen con los pies en
el suelo: es Dios pero también es hombre. Por lo demás, sujeta en sus manos una
alta cruz que se realizará con las técnicas y materiales propios de la
orfebrería, recordando por un instante a la representación del Varón de
dolores, aunque en este caso en actitud triunfal.
·
María
Magdalena aparece postrada ante Cristo, virada hacia la derecha del Redentor.
Se arrodilla fruto de la impresión que en ella causa el inesperado encuentro
con quien todos pensaban muerto. Esta escena tiene una inmensa fuerza comunicadora
pues las dos imágenes parecen dialogar y conforman un pequeño misterio dentro
del misterio que se asemeja a una escena muy representada a lo largo de la Historia que es la conocida por la misteriosa frase de Cristo a su discípula:
“noli me tangere”.
·
La
otra María se sitúa a la espaldas del Señor, virada hacia su izquierda. Está de
pie y en actitud de caminar hacia Cristo al que por un momento incluso parece
querer tocar. En esa actitud tantas veces nos encontramos todos nosotros que
queremos acercarnos a Cristo y al mismo tiempo queremos sentirlo físicamente
para disipar cualquier duda de su total realidad.
·
También
a espaldas del Señor, aunque al otro lado, nos encontramos con el ángel, ese
rayo de luz que indica a las mujeres el camino que han de seguir al tiempo que
les adelanta el mensaje definitivo de la Resurrección. Esta imagen invita a
conectar, tanto a las imágenes que conforman el misterio como al fiel que lo ve
procesionando, con el Resucitado.