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miércoles, 8 de abril de 2015

Domingo de Resurrección 2015

En un horario aún más difícil que el ya de por sí complicado de años anteriores, comenzaba nuestro recorrido procesional desde la SAI Catedral de Almería a la finalización de la Misa Estacional oficiada por el Señor Obispo diocesano.

La canridad de público en la Plaza de la Catedral se redujo por el horario.

Con la Asamblea de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Almería a continuación de la Cruz de Guía y con una presidencia inmediatamente antes del paso donde se encontraban nuestro Consiliario Don Manuel Pozo, el diácono Don Javier Delgado, la Presidenta de la Agrupación y dos representantes del Consejo de Pastoral de la IP de Montserrat, la Prehermandad hecha cofradía avanzó en su itinerario a un ritmo acelerado para llegar a la Carrera Oficial después de las 14 horas y tras hacer una ofrenda floral a la Patrona de Almería, nuestra querida Virgen del Mar. A pesar de la prisa con que se llevó todo, este año la procesión finalizó pasadas las 16 horas, lo que supone todo un récord negativo en los años que llevamos procesionando. Piénsese que desde el inicio de la procesión hasta la finalización de la misma incluyendo la parada ante la Virgen del Mar, todo duró en torno a dos horas y cuarenta minutos.

Los sones marineros de la A.M. Ntra. Sra. del Mar acompañaron el andar de los costaleros en un mediodía donde unos y otros brillaron a un gran nivel.

Más allá de relatar la crónica de lo vivido, sirva este texto de agradecimiento a todos cuanto hacéis posible este pequeño milagro de Domingo de Resurrección, desde el hermano que porta la Cruz de Guía hasta el último bombo de la banda, desde ese hermano que sigue la procesión desde fuera auxiliando a la cofradía en todo lo que pueda necesitar a esa persona que se acerca a la Plaza de la Catedral y aguanta de plantón la salida procesional, desde aquellos que montasteis y desmontasteis todo en poco más de 48 horas a aquellos que en casa "sufrieron" vuestra ausencia.

Mención especial hemos de hacer a las hermandades de Prendimiento y Encuentro. A Prendimiento por estar siempre ahí para lo que hemos podido necesitar de ellos y a Encuentro por acordarse de nosotros y ofrecer los pétalos de sus pasos para que se convirtieran en petalás a Cristo Resucitado.