Para este Tercer Domingo de Adviento nos gustaría destacar la importancia que tiene para los cristianos una completa formación religiosa, especialmente para los más peques.
La fe que nos une es tan rica y compleja, que sin una base de educación es difícil vivirla y sentirla como es debido. Por ello son buenas las clases de religión y son fundamentales las catequesis de formación que existen para preparar la Comunión, la Confirmación e incluso el Matrimonio. Pero hay mucho más.
Y no es que haya que estudiar Teología, pero pertenecer a un grupo de cristianos y mantener reuniones de formación en el contexto de nuestras hermandades o nuestras parroquias puede marcar realmente la diferencia. Por ello, cara al año que empieza, tomémonos todos en serio el tema de la formación. Marcará un antes y un despues en nuestra forma de vivir la fe.